Video extraído de la página Youtube.com y que fue subido por el usuario hihuitlan
La celebración del día de muertos es una de las más importantes en México y el mundo, es la firme creencia con raíces prehispánicas de que los muertos tienen fechas particulares para visitar a sus vivos. Cada región le otorga características particulares a la celebración que ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en París, Francia un 3 de Noviembre de 2003.
La celebración se realizaba ya en las culturas prehispánicas como la maya, purepecha, mexica y totonaca, donde en el noveno mes del calendario solar los muertos tenían permiso para abandonar los diferentes sitios de reposo como:
- El Tlalocan; lugar presidido por el dios Tlaloc dios de la lluvia, a este lugar se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia. Aunque los muertos generalmente se incineraban, los predestinados a Tláloc se enterraban, como las semillas, para germinar.
- El Omeyocan o paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que se sacrificaban y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Dentro de la escala mesoamericana de valores, habitar el Omeyocan era un privilegio. El Omeyocan era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas. Morir en la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los mexicas. Para ellos, a diferencia de otras culturas, dentro de la muerte había un sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender convertido en pájaro
- El Micltán destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir. El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chicunamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro, el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.
- Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba. De esta forma, de la muerte renacería la vida.
La celebración se vio transformada por los conquistadores españoles y la imposición de la religión Católica, que es la que hoy en día se profesa de forma mas homogénea en la nación mexicana.
Hoy por hoy se les recuerda a los difuntos en este día tan particular con los ya conocidos altares de muertos, en el cual se postran ofrendas para los que ya no se encuentran entre nosotros para convivir o "conmorir" con nuestros amigos y familiares ya difuntos.
Los invitamos a que disfruten desde sus distintas locaciones esta gran celebración tradicional de la cultura mexicana, haciendo referencia algunos de los puntos más importantes para este ritual de ofrendas a los muertos: Patzcuaro y Janitzio, en el estado de Michoacan.
Recuerden que una persona no muere si su recuerdo permanece, los invitamos a que disfruten este próximo miércoles 3 del gran concurso de altares de muertos en nuestro Centro Universitario, orgullosamente CUSur.